PACO ARELLANO,  español, heterosexual,  blanco,  no polimorfo, cimarrón

PACO ARELLANO, español, heterosexual, blanco, no polimorfo, cimarrón

16 de noviembre de 2023 0 Por Ángulo_muerto
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Quince años del Festival Sui Generis.

Sábado 18 noviembre, 19.20

Entrega del Premio Sheridan Le Fanu.

Varios escritores y la editorial La Biblioteca del Laberinto.

https://www.suigenerismadrid.com/especial-xv-aniversario-sgm/

Frank G. Rubio

Este último numero de Delirio, el 36, publicado tras la muerte de su hacedor, no desmerece lo más mínimo de los anteriores a pesar de la presencia de algunos ajustes. Alguno de ellos incluso físico relacionado con las proporciones materiales de la publicación. En esta ocasión (otro ajuste) el Editorial de Francisco Arellano Selma (1953-2022), en sí mismo un género que no todos admiraban, no es mi caso, lo constituye el texto de una muy interesante conferencia que impartió sobre las utopías.

Un asunto que ocupaba la mente de numerosas personas vinculadas a la literatura y la política por la época que comenzó su deriva como lector y creador de fanzines. Conozco perfectamente el percal porque yo estaba allí por la amistad, muy temprana, con Paco y compartir aficiones literarias y derivas laberínticas por el mundo de la afición (Fandom) a la ciencia-ficción y lo fantástico. Todo ello en el Madrid y la España de entonces: los primeros setenta. En aquellos tiempos lejanos el activismo político izquierdista, omnipresente y deleznable, miraba al “futuro”. Recordemos que nos encontramos aun bajo lo que se ha denominado “franquismo”. El corrector, al haber cometido algún error involuntario, me ha corregido “fascismo”. No, el régimen de Franco por mucho que ladren, y ladran, los comunistas y socialistas de entonces y ahora, también por lo que veo los correctores automáticos de hoy, el futuro ominoso del que acaba hablando el interfecto, no era un régimen fascista. Lo utópico por entonces era la moneda de cambio metapolítica de gran parte de la izquierda y no valía un kopek. Para la derecha lo era el opiáceo católico. Hoy en la era del “bitcoin, lo es el “wokeismo” o “wokismo”, otra variante de fascismo rojo.

El título del Editorial es significativo, Tal vez soñar…brevísimo esbozo para un manual de utopías, y dará ocasión al final del articulo para exponer no tanto discrepancias como sí algunas consecuencias contenidas, mas no previstas, en el propio discurso del autor. Asunto que me hubiera encantado poder dirimir personalmente con él y con Amparo a la cálida sombra de una copita digestiva de Jäggermeister. Que además de designar un potente licor de hierbas significa “maestro de cazadores”.

Doy comienzo mencionando dos textos relacionados con uno de los aspectos que hemos tocado más arriba: los inicios exploratorios de Francisco Arellano Selma durante los años setenta del mundo de la ficción especulativa o ciencia-ficción en la España de su tiempo. Empezamos con un relato inédito de Carlos Buiza de 1966, rescatado del olvido por el buen oficio de Paco de un fanzine francés, que da muestra de los limites y las posibilidades del género en aquella época ya lejana. Buiza fue el autor de la narración que inspiró el episodio de Historias para no dormir: “El asfalto”. Es autor, entre otras aportaciones, de la colección de relatos: Un mundo sin luz publicada por la mítica colección Nebulae en su numero 134 (1967)

Terminal Masurai (1978) de Jaime Rosal del Castillo (1945-2019) es una narración muy distinta, tanto formalmente como por el contenido, que da cuenta en una fecha tan significativa como lo es la de la nueva Constitución, presuntamente democrática, de toda una etapa de la ciencia-ficción patria. El embrión de una ficción especulativa considerada entonces como hipermoderna. Mariano Villarreal se marca una excelente y docta introducción, como bien la califica Arellano, del desarrollo del género en aquella época dándonos una panorámica sintética muy completa. Por entonces tuvieron lugar muchas cosas significativas: nacimiento de la revista Nueva Dimensión (1968-1983), en la que Rosal jugó un papel destacado, “Hispacones” (convenciones de aficionados) varias, fanzines emergentes… pero sobre todo hemos de prestar atención al solapamiento de la fantaciencia con la recién llegada cultura underground en su variante española; vinculada esta última al cómic, la música y las drogas. Por entonces a caballo de Madrid y Barcelona y finiquitada con la institucionalización de la Movida madrileña en 1983, con ocasión de la llegada de Andy Warhol (1928-1987) a la Villa et Corte. Especialmente interesante la parte dedicada a la colección Star Books (Producciones Editoriales) y a la revista Star (1974-1980).

Antes de entrar en los platos más sabrosos del menú tenemos que mentar la presencia en este número, recapitulatorio de la historia del genero tal y como la percibió Paco desde sus comienzos, de la presencia de varios relatos ultracortos. Por los sesenta/setenta muy comunes en el ámbito literario que nos ocupa. Diez textos breves, inteligentes y contundentes, donde se mezclan la ciencia-ficción y la especulación filosófica e incluso, como en el texto de Frank Belknap Long (1901-1994), el testimonio autobiográfico más personal. Robert Sheckley (1928-2005), Jacques Sternberg (1923-2006), Anthony Boucher (1911-1968)… entre otros.

Dos relatos de género fantástico terrorífico, procedentes de la inagotable variante de fantasmas, obra de Lord Dunsany (1878-1957) y Sarban (1910-1989), destacan como joyas en un cofre de tesoros acumulados por los piratas. Eso sí siempre con las adecuadas presentaciones, uno de los aspectos más destacados y elogiables de esta publicación. Son tan buenos que no voy a comentar nada, que lo verifique mediante su disfrute el lector. Sólo diré algunas palabras sobre Sarban, escritor que como Buiza abandonó la pluma en determinado momento de su vida. El portador de este seudónimo, autor de la inquietante ucronía El cuerno de caza (1952), fue un diplomático británico que pasó mucho tiempo en destinos relacionados con países de Oriente. Hay muy poco publicado en castellano, más allá de esta novela. El relato que aporta este número de Delirio, de gran fuerza y calidad, constituye una excelente novedad para el aficionado español. Y no digo más porque tiene incorporada una introducción de Ray Russell (1924-1999).

Con relación a la ciencia-ficción encontramos dos excelentes narraciones, una de ellas es un cuento largo de Poul Anderson (1926-2001) uno de los colosos del género. Progreso (1962) es una narración post catástrofe bélica atómica, situada a siglos del evento, donde se exploran posibilidades sociológicas, históricas y antropológicas con un alto vigor especulativo. Y sin la menor concesión al izquierdismo que pronto adquiriría hegemonía ideológica en el género. Curt Siodmak (1902-2000), hermano del director cinematográfico Robert Siodmak (1900-1973), él mismo guionista, nos ofrece una narración vigorosa, ágil y satírica sobre el mundo de las innovaciones tecnológicas y su puesta de largo en sociedad: su aplicación. Una narración tardía publicada en 1979 con todo el encanto del “efecto maravilla” procedente de la Edad de Oro del género. Ambas narraciones fueron publicadas en The Magazine of Fantasy and Science Fiction.

Paco no dejaba palo alguno sin tocar en cada número que configuraba como un microcosmos y no dejaba nunca de adjuntar algún clásico, también críticas, poemas y artículos varios. En este número nos encontramos con una selección de textos del Kalevala elaborada por el mismo Lafcadio Hearn (1850-1904), ilustrada con materiales de N. C. Wyeth (1882-1945). Para mí lo mejor del volumen, junto con los trabajos de Dunsany y Sarban. Hay también un articulo denso sobre el unicornio, de obligada lectura, datado en 1818 y también reseñas de Frankenstein o el moderno Prometeo, publicado este el mismo año, por parte del autentico autor: el marido de Mary Shelley (1797-1851) Percy Bysshe Shelley (1792-1822)… también una crítica de Guillermo Mas Arellano de El pacto de las doce uvas de Rosemary Thorne. Obra editada por La Biblioteca del Laberinto que resulta ser una buena novela sobre brujería, desarrollada en nuestro tiempo, donde el Diablo hace apariciones señeras y originales; escrita por una autora española que dará mucho que hablar.

Carlos Romeo y Félix Martí Ibáñez (1911-1972) añaden fulgor ucrónico, respectivamente, con sus narraciones sobre el asesinato de JFK y sobre el retorno de Hitler; Augusto Uribe, erudito inconmensurable, contribuye en la misma línea con la reseña de una narración de Winston Churchill (1874-1965).

Como lo prometido es deuda termino haciendo un comentario breve sobre alguna de las cuestiones que toca Francisco Arellano en su excelente texto sobre las utopías. Lo que me apartó ya por entonces de estas fantasías, en la época de mis primeros contactos con el género, fueron dos cosas: primero de todo la escasa calidad literaria de sus vehículos narrativos, las distopías resultaban bastante más apasionantes y estaban mejor escritas. Segundo: la mezquindad moral e intelectual de los personajes que las consideraban imprescindibles como vehículos para pensar lo social. En ellos, generalmente izquierdistas, se combinaban la grisura con el sectarismo personal. Por lo demás dos defectos humanos muy difundidos considerados como virtudes en algunos ambientes culturales.

Toda distopía nace de la puesta en práctica, de una manera sistemática o desordenada, de ideales y regla utópicas. La utopía pues no ha desaparecido se ha materializado y hecho presente entre nosotros, muchos malestares cotidianos que nos acompañan nacen de ello. Nuestros líderes ya no fabulan sobre el porvenir afortunadamente porque nadie cree ya en las estupideces sobre el “hombre nuevo” tras el fiasco criminal del socialismo burocrático de raigambre marxista-leninista. Aunque esto es también dudoso ya que el WEF y otras organizaciones internacionales de financieros, industriales y notables, no han cesado de especular con escenarios tecnopolíticos futuribles desde su fundación. ¿Un nuevo “talón de hierro? Por cierto: lo peor de Jack London (1876-1916)

El futuro cercano que muchos autores de ciencia-ficción presagiaban de avasallamiento tecnológico es ya una espantosa realidad. Ya Julio Verne (1828-1905), sigo a Paco, sospechó de los utopistas caracterizándolos consecuentemente como peligrosos megalómanos. Maquinismo, militarismo, terapeutismo y totalitarismo están estrechamente ligados; Bill Gates es el representante visible más destacado hoy de esto.

Las primeras utopías proponían un porvenir galvanizado, como señala Paco, pero ¿qué proponen los actuales decisores con la Nueva Normalidad o han materializado durante el COVID con los confinamientos y la imposición de las seudovacunas?

Termino con una idea brillante de Arellano y una consecuencia que extraigo de ella. Las utopías intentan resucitar la antigua idea de la Atlántida. Pero esta idea, añado yo, postula un hecho hoy inadmisible: que existió antes de nosotros, in illo tempore, una sociedad más avanzada tecnológicamente que la nuestra que desapareció en una convulsión cósmica. Muy posiblemente favorecida por un mal uso de determinados conocimientos.

Toda utopía especulo sería una ucronía y trataría de modular la sociedad actual hacia un horizonte que tratase de revertir esa antigua catástrofe. Sin lugar a duda fue esto precisamente lo que probablemente la produjo. Y aquí les dejo amigos en un mundo dirigido por capullos, los más despreciables personajillos imaginables, que tratan, al menos eso dicen, de salvar la Tierra de una catástrofe antropogénica convirtiendo en termitas a sus habitantes.

Sic transit gloria mundi.

ENLACES RECOMENDADOS:

https://www.labibliotecadellaberinto.es/

https://elmanifiesto.com/cultura/870567264/Francisco-Arellano-lo-que-hay-que-tener-para-viajar-a-las-estrellas.html

https://angulomuerto.com/2023/01/07/francisco-arellano-y-la-covidistopia/