LAS LIBRES ELECCIONES
18 de febrero de 2024Lecturas totales 816 , Lecturas hoy 2
Quiero dormir un rato,
un rato, un minuto, un siglo,
pero que todos sepan que no he muerto
Federico García Lorca.
Este libro culmina la trilogía consagrada a la recapitulación, conmemoración e interpretación, incluyendo acontecimientos ulteriores tras su deceso, de la impronta provocada en la memoria del autor por la desaparición de la malograda actriz Sandra Mozarowsky (1958-1977) con la que mantuvo una relación de amistad/amor adolescente. Para el lector que entra en contacto con el asunto a través de este texto sobre mitos, canciones populares y sincronicidades, recomendarle la lectura de las aportaciones precedentes. Existen una entrevista y una reseña contenidas en esta misma publicación. Cada libro, escrito para hacer visible lo invisible, puede disfrutarse de manera independiente (Escríbeme si puedes, 2012; Entonaré mis cantos para responder a los tuyos, 2017)
Partiendo de una secuencia de experiencias en las que están involucradas la conciencia y la información, que bien cabe denominar “extrasensoriales” o “místicas”, ocurridas durante un largo periodo de tiempo y cuyo pistoletazo de salida lo da la entrada en coma de la joven (Agosto1977), Caro elabora una muy refinada interpretación, una búsqueda de significado, en la que se entrelazan la poesía, la comunicación con los muertos y las más sofisticadas teorías de la física cuántica.
Al principio de todo está la caída desde un cuarto piso, sin testigos directos y supuestamente accidental, de una joven y bella actriz por entonces considerada, como se dice hoy en época de mayor barbarie que aquella pretérita, “un icono del cine de destape”. Sandra Mozarowsky también había desempeñado modestos papeles en diversas cintas relacionadas con el cine de terror y fantástico, en alguna de ellas había representado el papel de víctima sacrificial.
La joven permaneció en coma tres semanas antes de fallecer. El autor nos informa tanto de su percepción directa, con las perplejidades concomitantes, pues la vio en la UVI, como de las diversas reacciones mediáticas que en cierta medida le implicaron. Fue un asunto turbio que no queda en absoluto aclarado por la versión oficial que dejaba mucho que desear. Se habló de suicidio, de una acción de los servicios secretos para silenciarla…incluso se atribuyó su desgracia a una posible relación con quien hoy conocemos como “el Emérito”. El lector conocerá de primera mano estas cuestiones que sin embargo son solo el basamento, donde unas muy concretas experiencias, como hemos señalado de corte extrasensorial, ponen en marcha la máquina de imaginación del autor que iniciará un largo periplo de investigación e integración en su propia psique de los hallazgos. El libro, que tiene mucho de auto-análisis, nos permite acompañarle en su extraño viaje que culminará con la afirmación de haber encontrado un procedimiento para reconocer la huella que deja en el mundo la acción divina.
No es un libro al uso: en él se entremezclan el recuerdo y la reflexión literaria, no siéndole ajenas las cuestiones epistemológicas más peliagudas hechas posibles por los últimos desarrollos de la física cuántica. No obstante su aparente complejidad resulta de lectura agradable ya que Fernando, que ha sido profesor, sabe explicarse y tiene un estilo comprensible que en ocasiones deviene hacia lo trepidante. La esfera de un reloj roto, el del autor en un momento muy significativo: “la caída de Sandra” (1977), con la que da comienzo todo, es una sincronicidad pura y dura.
Una experiencia extrasensorial de compulsión, vivida como un control externo y contundente de la conducta (1989), que Caro califica de juicio… “juicio de Dios”, es la segunda muestra de otredad vivida por el autor. Para llegar finalmente a 2006/2010, a la audición presuntamente casual de una melodía en circunstancias peculiares que le llevará a postular una interesante e inquietante conjetura sobre las canciones populares: La conservación de la conciencia es el puente tendido desde el confín de los mundos que cruzarían las canciones populares con sus mensajes renovados.
Recientemente (2023) se ha estrenado la película La ultima noche de Sandra M dirigida por Borja Vega. Comprenderá el lector que cuente a partir de ahora pocas cosas pues no le voy a privar del placer de leer el libro y enterarse por sí mismo de los vericuetos de su fascinante trama. Del planteamiento del problema inicial, del núcleo de su resolución, de su desenlace. Así como de las numerosas hipótesis generadas por el autor para dar cuenta de estos fenómenos, encuadrables en la categoría ESP, y como va resolviendo un puzzle donde se entremezclan la poesía (la Casa de las Flores), la física cuántica (las tesis de W.Pauli sobre el azar), el recuerdo de una persona muy querida y el propio proceso de integración psíquico de numerosas contradicciones y perplejidades.
Lo que es la vida, un misterio engastado en un laberinto, a la que no le es ajena la permeabilidad de las fronteras entre los vivos y los muertos.
“La mecánica cuántica merece todo mi respeto. Pero una voz interior me dice que no es toda la verdad. La teoría ofrece mucho pero apenas nos acerca al secreto de El Viejo- dem Geheimnis des Altem-. Yo, en cualquier caso, estoy convencido de que Él no juega a los dados.”
Albert Einstein (Carta a Max Born, 1926)
EL SECRETO DEL VIEJO
Fernando García Caro
EDINEXUS 2022
Grande!!! He leído las tres piezas de la saga y creo que la reseña es verdaderamente elocuente y no es fácil hacer una reseña de tal obra de….teología? física? esoterismo? El que quiera novedades literarias e intelectuales, que los visite.
Muchas gracias por el encendido elogio Molder of Token, dejando a un lado el esoterismo que tiene su lugar en otros textos, es cierto que la física que en su nivel elemental es azar, se convierte en teología cuando se comprende que lo mueven en manos de un relojero, tanto me da si ciego o visionario. Se ha propuesto una prueba empírica para verificar la existencia de azar determinista.