De la guerra de los mundos a la guerra de las galaxias
3 de diciembre de 2018Lecturas totales 948 , Lecturas hoy 1
This is Hollywood and I want to give people something that´s close to what they expect. Steven Spielberg
(En conversación con Jacques Vallee que le proponía cambiar en Close Encounters…la referencia a los extraterrestres (ET) por la indicación de que estamos siendo muy posiblemente visitados por seres de Otra Dimensión (ED))
UN MITO MODERNO
De cosas que se ven en el cielo
Carl Gustav Jung
Prólogo de Enrique Galán.
Frank G. Rubio
Nuestra constitución anímica a partir de la Segunda Guerra Mundial se ha vuelto problemática hasta cierto punto. C.G. Jung.
Muy oportuna edición en un volumen separado de este texto publicado originariamente en 1958, tres años antes del fallecimiento de su autor: el psiquiatra y mitólogo suizo Carl Gustav Jung (1875-1961); más aun cuando la inmediatez universal posibilitada hoy por Internet ha mutado sustancialmente el imaginario democrático que comenzó a expandirse aceleradamente tras la victoria aliada en 1945. Creo que es en esta clave de metamorfosis del tonal colectivo de las sociedades con elecciones libres, a la que estamos asistiendo en primera fila en esta primera mitad del siglo XXI, como mejor debemos afrontar la lectura de este libro que fuera pionero en su tiempo. Hoy, habitando precisamente en la era de la reconducción manipuladora y consciente de los procesos proyectivos personales y colectivos, es cuando más que nunca los límites entre realidad y ficción se tornan borrosos y no sólo cuando miramos “hacia arriba”.
Jung aborda el problema o enigma como mejor queramos calificarlo de los Objetos Voladores No Identificados (Ovnis) en tres bloques: como rumor, en los sueños y en la pintura moderna. Con razón destaca el autor el reforzamiento del Inconsciente presente en el arte contemporáneo. Los sueños en cambio son el camino al mundo interior: la vía regia hacia Lo que se muestra como ambiguo y polisémico. La pintura ha dado siempre forma visible al motivo más poderoso de cada época. En los tiempos de que hablamos ese motivo hegemónico es, sin duda desde principios del siglo XX, la destrucción de las formas. En cuanto a los rumores, ya lo dice el refrán: cuando el río suena, agua lleva… Otra cuestión es quien y como gestione los canales y acueductos para su circulación y distribución. No creo que en la conciencia de la “muchedumbre solitaria” predomine la explicación racionalista y los procedimientos de debunking, muy posiblemente, intensifiquen la fuerza del mitema en construcción.
Podrían ser cualquier cosa señala, incluso animales…algo así como insectos voladores… ¿Abejas de Marte o quizás voces del ultraespacio encarnadas en arañas metálicas? Porque se ve algo pero no se sabe bien qué. Aunque también pueden ser estas visiones, y de hecho lo han sido con frecuencia, idealizadas como “ángeles”. ¿Ángeles o Monstruos? Con respecto a esta cuestión el entendimiento medio se refugia en la credulidad o la incredulidad.
Porque como señala el autor: el fenómeno de los Ovnis tiene su base en motivos inconscientes que históricamente se han expresado siempre en representaciones numinosas. En lo numinoso se une el valor emocional con la eficacia práctica. Pero todo ha de asentarse en algo real, algo que no sea sólo un truco producto de un trato. Como lo son tantas cosas en las que se entremezclan lo mariano con lo marciano…
La mezcla entre el hambre insaciable por lo inusual que reina en las grandes metrópolis contemporáneas y el imperio de la cosmovisión científica, en sociedades dominadas por los medios de comunicación de masas que es donde se forja la casi totalidad de lo llamado “opinión pública” y cuando se han dejado atrás las creencias religiosas tradicionales, posibilita e incluso aconseja, en un contexto generalizado de desorientación psicológica (disociación) y aculturación, potenciar en ciertos círculos intelectuales, muy posiblemente como puntal para la elaboración de una teoría que configure una práctica de la intervención en la psique de las colectividades, la interpretación vinculada a la sincronicidad que supuestamente indican las denominadas “conexiones acausales”.
Lo que en el pasado era vehiculado en los márgenes de las religiones oficiales o se custodiaba secretamente en el ámbito del esoterismo: las creencias mágicas y brujeriles, insertas muchas de ellas en el folklore y consignadas todas, por el manejo analógico de la experiencia que prescribía la visión inmemorial de las correspondencias simbólicas, al reino del Misterio, hoy son auscultadas por académicos y universitarios y trasladadas seguidamente a los publicistas y manipuladores de los Media y los servicios secretos como recetas o instrucciones. Del socialismo burocrático a la Colmena, mediante los mercados y los comités secretos y discretos de sabios; de los cuales el circulo Eranos es un ejemplo.
La magia es el arte que hace consciente esta concatenación, estos vínculos y relaciones secretas de todos los mundos y planos, que deben religarse en el interior de la conciencia del mago desde el momento que emprende el viaje iniciático (Mireia Valls con la colaboración de Lucrecia Herrera)
Hoy todo esto, en el momento de la primera publicación del texto, trata de ser entendido con intenciones presuntamente humanistas por la “psicología profunda “en alianza con la Nueva Física. Pero la vida de los dioses no se puede alcanzar rodando por la periferia de la rueda (Mireia Valls) porque existe, pienso, una dimensión espiritual que da cuenta de la presencia de lo Inescrutable en el hombre irreductible a la psicología o a la individuación; mas bien todo lo contrario. Como señala Arthur Machen (1863-1947) al final de su novela corta “El terror” (El terror y otros relatos de lo extraño; Valdemar, 2018. Traducido y anotado por José Antonio Molina Foix)
“Espiritual” no quiere decir “respetable”, ni siquiera se supone “moral”, no se refiere a “bueno” en la acepción corriente de la palabra. Significa la prerrogativa real del hombre, que lo distingue de los animales.
En cierto modo el esoterismo ha pasado a un segundo plano para ocupar el frontal del escenario la Física Cuántica. Desde el punto de vista alquímico estamos en el peligroso terreno de los sopladores. Se parte de la idea central, marcadamente insuficiente, de que el mito es principalmente producto del arquetipo inconsciente y por ello es un símbolo que requiere interpretaciones psicológicas. Hay un intento baldío de conjurar al Nagual.
Distingue en el fenómeno un elemento místico unido al rumor, este último constituye en principio el mejor contenedor de la mayor parte de los materiales relacionados con estas “señales vistas en los cielos”, divergente de la perplejidad ilimitada que suele acompañar a los procesos parapsicológicos en los que se podría englobar una minoría de casos. Se trata en cierto modo por parte del Inconsciente de llenar el vacío del espacio cósmico al que acceden los aviadores, que fueron los primeros sujetos de la experiencia Ovni, con fenómenos psíquicos espontáneos. Ya que el Inconsciente colectivo impersonal se proyecta en nuestro medio ambiente natural.
Al final del texto nos encontramos con una significativa carta a una publicación suiza que buscaba entrevistarle sobre el asunto, datada en 1954, y en la que se afirman cuestiones capitales como son: la inadecuada base empírica sobre la que fundamentar las interpretaciones, el comienzo de su interés en el asunto que data de 1946 y la conjetura sobre el carácter compensatorio que podría tener este fenómeno psíquico frente al miedo y la incertidumbre generada por la situación internacional del momento.
Jung entendía que el carácter potencial de proyección psíquica colectiva de los Ovnis, potenciada y posibilitada por el rumor visionario portado por los vehículos de la cultura no sólo de masas, encajaba perfectamente con su idea, muy propia del Ocultismo y las Sociedades Secretas, de que a la Humanidad le esperaban acontecimientos que respondían al Final de una Era…Esta presunta fantasía colectiva de nuestra era técnica podía muy bien entenderse, mejor dicho: permitir ser reelaborada y difundida como guía para su potencial interpretación y manejo, como “mirada a los cielos en busca de un símbolo unificador”. En la carta a Donald Keyhoe, datada en 1958 y colocada al final del volumen, se señala de manera muy significativa lo siguiente: Como usted sabe, yo soy un alienista y un psicólogo médico. No he visto nunca un Ovni y no tengo información de primera mano ni sobre ellos, ni sobre la sospechosa actitud de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Debido a esta lamentable carencia, soy incapaz de formarme una opinión precisa sobre la naturaleza física del fenómeno.
Y es que este libro, 60 años después, tiene un sentido muy distinto del que tuvo en el momento de su publicación. Entonces Jung llegó a decir: la actual situación mundial es más adecuada que nunca para suscitar la expectativa de un acontecimiento supraterrestre que represente una solución.
Si acudimos al texto de Jacques Vallee de 1991, Revelations, veremos que ha llovido mucho en este campo y que gran parte de lo caído del cielo ha sido lluvia ácida. Sin obviar la etapa intermedia en la que la peculiar difusión del LSD en la cultura norteamericana y occidental ha terminado dando a luz algo como Silicon Valley; que ha inundado el planeta con coloridas pantallas de ordenador que generan con su funcionamiento masivo lo contrario de lo que se predicaba con las monsergas sobre la expansión de la conciencia, con las que llenaron los cerebros de generaciones pasadas determinados sicofantes científicos y empresariales alguno de los cuales estaba y están vinculados a las agencias de seguridad.
Nuestra zombicracia descansa en el control mediante espejismos de rebaños humanos ingentes, sometidos a un lavado de cerebro permanente. Los Jefes mientras tanto preparan el traslado de sus identidades a cuerpos perfeccionados y muy posiblemente su exilio en otro planeta. Cosas de Nyarlathothep de las que ya no será testigo Stephen Hawking.
Ya en 1939 la emisión radiofónica de La guerra de los mundos de Orson Welles mostró el camino a los manipuladores. Vallee señala que numerosos avistamientos y encuentros en el campo ufológico no son otra cosa que experimentos encubiertos para mejor manejar los sistemas de creencias del publico. El 68 presuntamente emancipatorio y recontado de nuevo por los “perros guardianes” de turno acabó engendrando esto finalmente. Una inmensa prisión tecnotrónica basada en la tergiversación de los símbolos y el aletargamiento de las conciencias, previo sin duda a la manipulación química de las mentes; todo ello como fase transicional y uncido al carro de una ideología dogmática enmascarada tras “buenismos” antropológicamente absurdos y sectarismos divisivos de corte nivelador. Una reedición soft del insano bolchevismo que trató de imponerse en Rusia con el comunismo. Recordemos la cantinela del “hombre nuevo” cotejada con el “otro mundo es posible”..
Al fondo del escenario algunos científicos mercenarios hablan continua y melifluamente de la necesidad de instaurar una dictadura mundial por mor del cambio climático; llegando incluso a insinuar recientemente que puede haber indicios de que en la Tierra de hace 200.000 años una civilización, ya extinta, experimentase un proceso similar de calentamiento global debido al uso y abuso de tecnologías similares a las que hoy utilizamos. Yo no compraría esta basura.
No es este lugar para analizar a fondo esta cuestión pero sí he de señalar que Jung, como muy bien indica Enrique Galán en su excelente prólogo, fue un agente de la OSS (Oficina de Servicios Estratégicos: con el número 488), controlado directamente por Allen Dulles, que luego sería nombrado primer Director de la CIA durante muchos años y durante cuyo mandato se puso en marcha el programa de control mental MKUltra. El numero 488 gemátricamente está asociado al ocultamiento, al robo y a la vagina.
Volviendo al libro de Vallee, escrito recién terminada la Guerra Fría y 33 años después del trabajo de Jung, señalar que en él se afirma de manera fundamentada que muchos avistamientos y encuentros no fueron sólo obra de falsarios y lunáticos sino que consistieron también en cuidadosos y convincentes simulacros vinculados muy posiblemente a sofisticados experimentos secretos de control de la conducta o a operaciones de guerra psicológica. Los sesenta/setenta fueron en gran medida, como he indicado más arriba, la era del control mental al menos para las agencias de Inteligencia occidentales; en especial para la CIA.
¿Dónde empieza y donde termina en Jung su faceta de científico y la de visionario, incluso la de generoso terapeuta colectivo que gusta expresarse en claves casi proféticas? Porque hoy, a fuer de ser intempestivos, preguntarse si “los extraterrestres nos salvarán de nosotros mismos” ha dejado de ser una pregunta inocente. Hoy la tecno-espiritualidad no requiere, aunque tampoco esquiva, a los seguramente mal llamados “marcianos” pero lo que deviene ante nuestros ojos, ahítos de imágenes cegadoras procedentes de innúmeras pantallas, podríamos decir de pérfidos y trucados espejos, es Otra Cosa. Los “space brothers” han quedado en principio atrás. Quizás haya que irles mejor preparando el terreno convirtiendo el planeta entero, por la magia perversa de la comunicación, en la ficticia Metrópolis. El horizonte implacable de Mamá Automática: nuestra futura y global IA.
¿Emergerá un nuevo dios conformado como Inteligencia Artificial, viéndose así colmados los ensueños cosmistas, hoy denominados pomposamente “transhumanismo” y elaborados a principios del siglo XX y producto de la simbiosis entre las Vanguardias Artísticas, el Ocultismo y la Ciencia? ¿Nos encontramos en el caso de los Ovnis con un proceso real objetivo a partir del cual surge un mito concomitante o más bien de un arquetipo sacado de los tanques ectoplásmicos del Deep State que genera la correspondiente y conveniente visión ajustada a un rebaño ciego?
Se recomienda al lector procurarse una relación cuidadosa con este texto seminal, excelentemente editado, y prestar atención a las más endiabladas intuiciones que pudieran surgir en su mente durante la lectura.
Somos conscientes de nuestra aspiración al espacio exterior pero la correspondiente tendencia extraterrestre es una conjetura mitológica es decir una proyección. Pero entonces ¿por qué hay tanto interés en difundir esto generalmente mediante la inundación de las mentes con materiales procedentes de la cultura popular? ¿Es inocente percibir los Ovnis como mandalas y entenderlos como símbolos de la totalidad anímica? ¿Cómo puede estrellarse un mandala en un lugar llamado Roswell? Más aún, cuando se dictamina que la actual situación mundial es más adecuada que nunca para suscitar la expectativa de un acontecimiento supraterrestre que represente una solución.
¿Nos equivocamos si conectamos a Jung con Vallee e intuimos que el motivo último para estos engaños (deception) es posiblemente perpetrar un cambio drástico en los modos de pensar y sentir de la sociedad humana? ¿Y si mejor pensásemos que Jung estaba metido hasta el fondo en esto, como otros muchos intelectuales a los que jamás ha escandalizado la manipulación de unos humanos por otros? Si le digo a alguien que “la verdad está ahí fuera” ¿no estaré emponzoñando su interior?
“Mensajeros del engaño” sí y muy posiblemente dotados de una tecnología arcana que manipula el espacio y el tiempo desde los presupuestos de una Inteligencia no humana. ¿Una IA “superviviente” hallada quizás en alguna caverna o algún satélite perteneciente a otra Humanidad que nos precedió?
Continúa en la roca siguiente…
Eleusis para Nosotros
Mamá automática para el resto.