Conversación con Alberto Ávila Salazar
3 de diciembre de 2018Lecturas totales 648 , Lecturas hoy 2
Frank G. Rubio
AUTOR DE LA MITAD DE UN MONSTRUO
Nació en Madrid en 1975, ganó el IX Premio de Arte Joven de la Comunidad de Madrid por la novela Todo lo que se ve, es autor también de Lo que dicen los dioses, Iluminada y del poemario El color y la forma. Ha colaborado con medios como El País Semanal, Esquire (de México), El Estado Mental, Agente Provocador , Global Square Magazine y la revista Leer.
¿Por qué la novela?
Para mí la novela es el vehículo más adecuado para contar una historia. Es el género más abierto, el que mejor tolera la exploración y el que creo que puede procurar más satisfacciones al lector. Su libertad, su densidad y su riqueza hacen que sea infatigable, a pesar de que, cada cierto tiempo, muchos la quieran matar.
En “La mitad de un monstruo” el mito literario contenido, procedente de Dante, se recompone como ciencia-ficción…
Así es, el punto de partida es el famoso episodio de la Divina Comedia de Paolo y Francesca, dos amantes condenados en el segundo círculo del infierno por su lujuria. Dante los trata con indudable simpatía y ambos vuelan unidos en un abrazo. Muchos artistas y escritores se han interesado por los adúlteros: Rodin, Chaikovski, D’Anunzio, Crowley… Para mí era un desafío enfrentarme a esta historia y quería ver hasta dónde podía llegar. Y digo llegar porque no intento hacer una mera versión; que nadie se espere una adaptación al uso. Llevo a los amantes a un infierno de ciencia-ficción, a un Madrid contaminado, radiactivo y extraño. Alienante y fácilmente reconocible a la vez. Creo que todos hemos sentido alguna vez que Madrid es una ciudad tóxica habitada por almas en pena.
Este gran título habla sin duda del andrógino platónico escindido y sus cadencias de atracción repulsión, aquello que los humanos llamamos “amor”…
Habla del amor, por supuesto. Es cierto que el enamoramiento más o menos patológico ha recorrido mi obra desde Todo lo que se ve, pero en este caso he intentado ir más allá, recorro las estrías de la pasión; de una pasión devoradora y urgente. Posiblemente esta sea mi novela rosa. Pero ha salido un poco rosa palo. Quiero aclarar que no todas mis novelas son de amor, sin embargo la mayoría de las que me aceptan los editores giran en torno a él.
Esta novela no sería la misma sin el acompañamiento de tan excelentes ilustraciones, además la edición es muy cuidada.
Te agradezco el elogio. La edición ha sido francamente cuidada. Podrá gustar o no, pero “Materia Oscura” tiene un catálogo muy personal y arriesgado; era la mejor editorial para publicarla. Aunque este libro no estaba concebido como una obra de pensamiento, creo que sus resonancias hacen que encaje muy bien con el sello. Las ilustraciones me encantan, pero por desgracia, en el último momento, el autor (cuyo nombre no puedo decir) no se sintió satisfecho con su trabajo y se negó a firmarlo. Me parece increíble. Hizo una labor enloquecidamente documentada y rigurosa. Mi novela ya es un poco suya, espero que con el tiempo se sienta orgulloso de sus ilustraciones.
En general y desde tu primera obra, “Todo lo que se ve”, pero fundamentalmente en “Iluminada”, hay un discurrir anexo, paralelo a la trama, del proceso de construcción del marco narrativo.
En las novelas que citas hay ejercicios metanarrativos, pero en Lo que dicen los dioses o La mitad de un monstruo creo que no. Algunas veces me han tachado de posmoderno, y es algo que no me planteo a la hora de escribir. No me siento delante del ordenador y me digo a mí mismo: “Voy a escribir un libro posmoderno”. La mitad de un monstruo es demasiado respetuosa con la tradición clásica como para considerarla una mera apropiación. Uso a Dante como una pista de despegue, no lo cuestiono. ¿Puede haber ingredientes posmodernos en La mitad de un monstruo? Pues probablemente, es cierto que está plagada de subtextos. En todo caso hay autores considerados posmodernos como Calvino, Philip K. Dick o Ballard que siempre me han interesado.
Felicidad, Clara, Francisca…¿Alegoría de la metamorfosis de tus novelas, incluso de tu alma?
Puede ser, todas mis novelas giran en torno a personajes femeninos con los que me identifico. En este caso, el personaje de Francisca creo que impregna de una manera más poderosa la obra. En un primer término es una aparición, un enigma, pero después nos introducimos en ella, en su mente. No me atrevería a decir que estas mujeres retraten o sean contrapuntos de mi alma, intento evitar usar la escritura como psicoanálisis, pero al fin y al cabo soy un ser humano y no una máquina, así que tendrán que aparecer entre líneas trozos de mi ser.
Suelo decir que no suelo utilizar mi vida, entorno y experiencias en mis obras… y que no soy muy aficionado a la autoficción; pero con Iluminada hice una obra que juega con el género. Por otro lado en La mitad de un monstruo me inspiro en La Divina Comedia, que posiblemente sea la autoficción más magistral jamás escrita.
Pones en boca de tus personajes frases como: “quienes se aman se dañan” o “buscaban un lugar tranquilo para morir”. ¿Alegoría de la relación del autor con su obra? ¿Pesimismo sobre la relación amorosa?
Es una novela de “Materia Oscura”, no es muy optimista. En cuanto al derrotero de los personajes creo que, de una manera retorcida, acabo siendo bastante fiel al espíritu dantesco. El amor no es tan bonito como lo pintan. ¿Puede haber algo alegórico en estas frases? Seguro que sí. La novela está diseñada como un circuito cerrado y hay capas diferentes en ella. Puedes rascar y leer muchas cosas diferentes y probablemente contradictorias.
¿Para cuando una nueva novela ambientada en el universo de “Lo que dicen los dioses” ese Madrid tan especial? Y te recuerdo un fragmento de la crítica que te consagré en un medio desvanecido, disuelto en la red:
“Madrid: la hedionda, la superpoblada, la corrupta, la monstruosa, la venerada por el cretinismo republicano…uno de cuyos estólidos actos desencadena la secuencia de horrores con la que se inicia esta novela…Madrid que está siempre en continua y repelente transformación; donde la acción humana, orientada por el miedo a lo desconocido, repta hacia situaciones de acecho o de “presencia” encontrando en la ciudad, que también es jungla, un ámbito privilegiado. Esta novela gira insomne y alegórica, al mismo tiempo que es narrativamente precisa, en torno a las raíces de algunas mutaciones “recientes”…también, más que nada, sobre uno (que es Una) de sus dioses tutelares y a su impronta: que incita a saciar en los cuerpos agonizantes la transitoriedad de un sueño. Especula también sobre tiempos cercanos en el calendario por ello mejor y más olvidados, quizás para conservar esa cordura que exigen las civilizaciones que no es otra cosa que una forma pactada de estulticia; tan necesaria por lo demás para los auténticos detentadores del Poder. Aquellos en torno a cuyos gestos nocturnos y secretos se ubica lo Sanguinario…”
Quizás más adelante haga algo con el universo de Lo que dicen los dioses, en principio tengo otros proyectos en la cabeza, no me gusta repetirme. Todas mis novelas son diferentes entre sí. En cuanto al texto que escribiste en su día sobre ese libro, incide en uno de los aspectos que más presentes en mi obra, que es Madrid. Una ciudad multiforme y perversa, con atributos casi orgánicos y muy a menudo tóxicos. No lo había pensado, pero sería interesante descubrir cómo ha evolucionado la ciudad a lo largo de mis novelas, y cómo transforma a los personajes. En Lo que dicen los dioses es la protagonista secreta de la historia y en La mitad de un monstruo expulsa de su seno a los personajes principales. Sin embargo en Todo lo que se ve Madrid es una ciudad borrosa, retratada como a través de un montón de viejas polaroids que unidas forman un puzzle incompleto. Por otro lado, en Iluminada, Madrid es un ecosistema mucho más próximo, los protagonistas viajan por ella como leucocitos o plaquetas por un sistema sanguíneo con aterosclerosis. Creo que todo esto debe a mi relación de amor-odio con esta ciudad.
Hay una atmósfera muy cinematográfica en la novela. ¿Tenías algún cineasta en mente?
Han comparado la novela varias veces con Blade Runner. Supongo que es normal, la novela incluso en la segunda parte tiene aires de road movie. Si quieres que te sea sincero me halaga, la rítmica del libro es muy frenética, no deja de ser una huida. Así que es normal que algunos lectores tengan una pantalla en la cabeza donde se proyectan los acontecimientos de la historia. Y la verdad es que no tenía ningún cineasta en mente… O quizás tenía muchos. En mi cabeza bullen demasiadas influencias.
He detectado muchas referencias esotéricas en la novela…
Es normal que tú las detectes, es verdad que en apariencia hay muchas más referencias científicas, en concreto químicas. Si bien existe esa lectura y es bastante clara. Ten en cuenta que Lo que dicen los dioses es directamente una trama de chamanismo urbano y culto a dioses paganos. Probablemente sea más sutil este aspecto en La mitad de un monstruo, donde también existen referencias filosóficas (el mismo título es una referencia platónica). En todo caso no soy un divulgador, ni científico, ni mágico, ni filosófico, solamente empleo estas referencias para contar historias. Eso hago simplemente, contar historias que sigan resonando en la mente del lector, que despierten su curiosidad y fascinación. Creo que he hecho bien mi trabajo cuando la gente me dice que, una vez terminada la novela, sigue pensando en ella. Ese eco o esa costra que se queda en la mente de los lectores es mi auténtico objetivo.
¿Es posible que nos estemos volviendo aún más imbéciles de lo que éramos?
Todas las generaciones parecen diseñar un infierno particular, o unas maneras diferentes de hacerse estúpidas. Lo que sucede es que nuestra cultura está cada vez más saturada a la vez que hambrienta de estímulos, las excusas para dejarse llevar y no pensar se van acumulando. En el panorama se asoman pocas propuestas interesantes, y las que hay quedan silenciadas por un gigantesco ruido de fondo. La infantilización de nuestra cultura parece imparable, la sobreabundancia audiovisual anula nuestra capacidad de análisis, hemos cambiado el razonamiento por el eslogan, el disfrute de la vida por la simple y vacía acumulación de experiencias, nuestra capacidad de concentración ha desaparecido, ya no sabemos aburrirnos ni enfrentarnos a nosotros mismos…
Todo esto es una dinámica evidente y palpable. No sabemos lo que va a suceder. Está claro que las cosas no pintan bien, pero la historia nunca ha sido un proceso fácilmente previsible o predecible. Es verdad que estamos en un desierto, pero la realidad es que también existen los oasis, aunque haya te los tienes que construir.
¿Qué andas escribiendo ahora?
En breve voy a empezar una novela de no ficción, periodística. Una investigación paranormal en la que no sé muy bien qué me puedo encontrar. Supone un cambio radical con respecto a mi obra precedente. Por otro lado estoy trabajando en la traducción del libro Velocidades malignas (Malign velocities), una magnífica crítica del aceleracionismo escrita por Benjamin Noys y que saldrá en breve en “Materia Oscura” ¿Ves lo que te decía? No me gusta acomodarme, cada proyecto es distinto.
LA MITAD DE UN MONSTRUO
Alberto Ávila Salazar
Materia Oscura, 2017