PERLAS “PSICOTRÓNICAS”
2 de octubre de 2023Lecturas totales 460 , Lecturas hoy 2
Frank G. Rubio
Excelente recopilación de relatos de la primera ciencia-ficción japonesa, anteriores a Pearl Harbour, que pone a nuestra disposición Satori cuya labor editorial en este campo de la literatura nipona está siendo paradigmática. A cargo de la traducción, notas y epilogo, seguramente también de la selección, Daniel Aguilar que ya nos ha ofrecido varios libros fascinantes y perfectamente documentados sobre la cuestión. Entre otros: Destellos de luna. Pioneros de la ciencia-ficción japonesa (Satori, 2016) o Pesadillas electromagnéticas de la ciencia-ficción japonesa (Satori, 2022); este último consagrado a la obra de Juza Unno (1897-1949).
De este autor hay tres relatos en la antología, uno de ellos ya publicado por Satori en otra recopilación, destacando a mi juicio El tengu de hierro (1935). Ficción inquietante sobre un autómata controlado por ondas mentales que actúa como un perfecto espadachín en el contexto de una sórdida venganza. No sólo en la obra de este autor, de profesión técnico electrónico e hijo de médicos, sino también en la de todos los demás, se puede percibir una sutil ironía, acompañada de elementos marcadamente surrealistas, sobre los beneficios y propósitos de los usos de la ciencia. La seriedad asnal que acompaña a muchas aportaciones anglosajonas o europeas de su tiempo está marcadamente ausente. ¿Intencionado? Japón seguía siendo Japón, a pesar de los propósitos occidentalizadores de los mangantes que pronto sumirían al país en una catástrofe sin precedentes. Unno, como señala Daniel, es de los autores más destacados de la ciencia-ficción japonesa originaria.
Señalar dos problemas, antes de ocuparnos de las otras narraciones. Lo primero de todo: no hay trece relatos, como señala la contraportada, sino nueve. Segundo: se ha convertido en lugar común de la cultura “enrollada”, presuntamente “underground”, el uso bastardo del termino “psicotrónico”. Cada cual puede usar las palabras como le venga en gana, obvio, pero hay limites basados en la inteligibilidad y la oportunidad. Del buen gusto mejor no hablar. Psicotrónico viene de la física cuántica, también se usa para hablar de instrumentos electrónicos que pueden utilizarse en el control e investigación de las conductas. Incluso hay un significado ocultista. Llevo años viendo aplicar el concepto a determinados materiales fílmicos o literarios vinculados a corrientes supuestamente “alternativas”, suponiendo que haya aun algo de esto, con una significación cercana a bizarro. Hay personas que si les comentas que es un termino de uso en ciencia o tecnología sonríen, con una mezcla de suficiencia e ignorancia muy común en el mundo de la cultureta.
Para comprender la ciencia-ficción japonesa, y con ello entender mejor estas narraciones obra de cinco autores, es preciso conocer algunas cosas básicas. Japón se occidentaliza por decreto a partir del último tercio del siglo XIX y no es una sociedad, ni iletrada ni cristiana. Es decir: tiene un amplio corpus de material mitológico, relacionado con lo sobrenatural, que forma parte tanto de su cultura popular como de la letrada. La recepción y traducción de materiales occidentales se da con una intensidad sin precedentes, desde que comienza la revolución desde arriba en que consiste la Era Meiji. Las tendencias artísticas occidentales se asimilan y mimetizan con rapidez inusitada y un gran entusiasmo. Literatura, cine, artes plásticas…expresionismo, surrealismo, realismo…y una gran pasión por la ciencia, bullían por entonces en el gran archipiélago. La revista Shin-Sheinen (Nueva Juventud), fundada en 1920, es esencial para comprender la emergencia de toda una nueva generación de escritores. Es conveniente leer con atención el epílogo de Daniel Aguilar, así como otros trabajos teóricos suyos que acompañan otras recopilaciones, sobre estas cuestiones vinculadas al genero fantástico, terrorífico o de ciencia-ficción.
En 1926 fundaba Hugo Gernsback (1884-1967) en los Estados Unidos la revista Amazing (1926-2005). El “pulp” norteamericano tendrá gran influencia en los autores japoneses que siempre darán un sello muy especial la deriva de los géneros. Pensemos en el ero-gro-nonsense del cual Satori ha dado cuenta con la publicación de “EROGURO. Horror y erotismo en la cultura popular japonesa” (Satori, 2018)
Volvamos a los relatos que es lo que más nos importa. Es curiosa la frescura, imprevisibilidad, el humor y la fantasía de la que hacen gala estos cinco autores. Aun no estaban sometidos a cortapisa ideológicas impuestas desde el área política y el terreno en gran medida era aun virgen. Sampei Hoshida (1913-1963) con 17 añitos de edad, como lo hiciera Robert Bloch más tarde se marca una fantasía de supervivencia post catástrofe de gran intensidad, absolutamente delirante. Fue su debut como escritor que no duraría mucho porque pronto abandonaría la escritura.
Ikujiro Ran (1913-1944) aporta dos relatos inquietantes, muy distintos, sobre la creación de vida artificial y sus consecuencias. Plantas humanas (1940) tiene un sabor feérico que le hace especialmente interesante. El tema del científico loco flota en casi todas estas fantasías aunque donde alcanza su plenitud, con una extraña vuelta de tuerca, es en la narración, de la que nada voy a relatar, que cierra el volumen: La pasión de los rayos cósmicos (1940) de Udaru Hoshita (1896-1966) No podía faltar una narración ultra-pulp, en este caso de espionaje, vinculada al clima político de la época que resulta deliciosa por lo cruel y anacrónica: El disco humano (1936) de Kyusaku Yumeno (1899-1936) Autor que aporta también una poética fantasía “ovípara” con la que se inicia el volumen.
Una antología notable por la imaginación que destilan sus componentes y el deleite sin trabas que garantizan al lector.
PERLAS PSICOTRÓNICAS
de la ciencia-ficción japonesa.
Traducción, notas y epílogo de Daniel Aguilar.
SATORI EDICIONES 2023