ILUMINADOS
25 de julio de 2023Lecturas totales 1,706 , Lecturas hoy 1
JOAQUÍN ALBAICÍN
Muere Nuccio Ordine -ensayista de peso y estudioso de los emblemas de la realeza europea- y muere -hace tiempo encarcelado- Unabomber, mini icono pop del terrorismo artesanal y antiguo cobaya de los experimentos de control mental de la CIA. Y, como prometí, vuelvo a nuestro porche con Aldous Huxley, aunque no -tal que augurara- arropado por las voces de Susheela Raman o Sheila Chandra, sino por la del también grande Tom Jones. Llevo bajo el brazo el volumen Qué es la iluminación, una miscelánea publicada por Kairós y debida a John White -en su día miembro del Instituto Noético fundado por el Edgar Mitchell que pisó la Luna y buscador luego en el Ararat del Arca del Diluvio- de textos referidos a la búsqueda y alcance del estado espiritual conocido en el hinduismo como jivanmukhti o liberado viviente o la de eso que en el cristianismo original se llama deificación y sería, con todas las pertinentes reservas, su relativo equivalente extremo occidental.
Huxley -en las parrafadas suyas aquí incluidas- no defrauda, claro, pues White nos presenta extractos de su célebre La filosofía perenne, obra que en 1945 empezó de algún modo a dar a conocer en los Estados Unidos a plumas como Guénon o Coomaraswamy. Luego, tras lo de Huxley, pues perdemos un poco pie, porque White -a tenor de su selección- parece confundir, o eso barruntamos, haber alcanzado la iluminación con presidir una secta pseudo hindú o medio platillista, tener abierta una consulta de psicología transpersonal o impartir clases de sociología en una universidad americana. De hecho, se refiere como iluminada a la madre Teresa de Calcuta, a quien sólo conocemos como una mujer extremadamente caritativa.
Incluye asimismo White la última entrevista concedida por Krishnamurti, de la que sólo nos interesa su comentario en el sentido de que no lee libros, salvo alguna que otra novela policíaca. ¡Y es que también nosotros consumimos mucho thriller, lo que nos despierta ciertas esperanzas de cara a que White -si aún vive- nos cuente entre los liberados vivientes! Por lo demás, todo en esta interviú denota que, en vísperas de su muerte, continuaba Krishnamurti siendo el chico criado por -y manoseado en- una secta ocultista occidental que huyó de ella, pero continuó siempre atrapado en un galimatías terminológico que se ignora adónde podría llevar…
La faena, empero, se viene arriba -aparte de gracias a Aurobindo- al salir de chiqueros un toro que no esperábamos y al que ni conocíamos: Evelyn Underhill. No sabía, en efecto, nada de esta dama a quien, quizá por haber sido medio contemporánea de ciertos pintores, tiendo a imaginar como una pelirroja beldad prerrafaelita y que en 1911, año de la publicación de su texto, extraído de su libro Misticismo, incluía en sus reflexiones, impulsadas por un catolicismo de verdad, las intuiciones de Rumi, Dante -para el grueso de la grey cristiana, nada más que un dotado y algo enigmático poeta enamorado de una tal Beatriz- o Filón de Alejandría. ¡Magnífico ensayo, este suyo sobre la deificación según los místicos cristianos! No sorprende nada que, a día de hoy y hasta donde sé, nadie en medios católicos o protestantes hable de ella o de su obra. Ahí, de su mano, queda esa cita de Suso en el sentido de que, tras la buscada transfiguración, el ser “permanece, pero en otra forma, en otro lugar y en otra energía”… O su alusión a una doctrina que, “correctamente interpretada, es el núcleo no sólo del misticismo, sino de la mayor parte de filosofías y religiones”…
Voy a degustar aquí en el porche unos berberechos y unas cervezas a la salud de Kairós y de estas inspiradas líneas de Evelyn Underhill que justifican plenamente la compra y lectura de este libro, más allá del aroma y el encanto vintage -cien por cien o mayormente años 80- que lo imbuye… y que no deja de ser interesante y buen reflejo de una época y de ciertos círculos, nítidos unos y espesos otros, pero con la vista puesta, al menos, en un más allá.