El sacrificio, Javier García Gibert

El sacrificio, Javier García Gibert

8 de marzo de 2022 0 Por Ángulo_muerto
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Guillermo Mas

Uno de los mayores ensayistas vivos con los que cuenta la lengua española es Javier García Gibert. En su trayectoria no hay un ensayo intrascendente, una página vana o una palabra de más. Ha tratado el humanismo, en cuya gloriosa tradición se encuadra, en un libro que es ya un clásico del pensamiento español: Sobre el viejo humanismo. Exposición y defensa de una tradición; la hispanidad a través de su literatura en La humanitas hispana. Sobre el humanismo literario en los Siglos de Oro; la Biblia y sus arquetipos en Con sagradas escrituras. Diez ensayos sobre literatura bíblica; y, además, ha escrito libros políticamente incorrectos pero cargados de libertad intelectual como A la luz del toreo. Tradición hispánica y humanística de la tauromaquia y, sobre todo, el excelente texto De la soltería. Reflexiones libres sobre la vida célibe; con el que tiene mucho que ver la última obra publicada del autor.

Doctor en filología con una larga carrera de profesor a sus espaldas, el libro que voy a reseñar hoy, sin embargo, no es un ensayo sino una novela; de hecho, es la primera novela publicada de Javier García Gibert: el libro en cuestión se titula El sacrificio y toma su nombre de una estrategia ajedrecística que consiste en entregar una ficha —la dama, preferiblemente— al oponente para dar jaque mate pocas jugadas después. Con el 11S de fondo, el protagonista, un hombre de mediana edad que se sienta a recapitular los episodios fundamentales de su vida, viaja veinte años atrás en su memoria para contarnos la situación crucial de su vida: un triángulo amoroso en el que se vio envuelto en el pasado. Desde las primeras páginas el lector quedará atrapado en la trama como ocurre con cualquier hombre en los primeros tramos de todo enamoramiento.

Bibliotecario de profesión, el protagonista es un joven soltero entregado a la seducción esporádica que está escribiendo un libro de ajedrez sobre, precisamente, la figura del sacrificio. Es entonces cuando se enamora de Marta, una joven bella y culta con la que tendrá una compenetración intelectual idílica como la que no ha sentido nunca por otra mujer. Todo irá a la perfección en dicha relación hasta que conozca a la fascinante hermana de Marta, Lucía, una mujer mucho menos brillante desde el punto de vista intelectual pero mucho más erótica y femenina para el arte de la seducción. En palabras del propio Javier García Gibert: “Se trata de una rememoración, hecha desde la madurez, de un año decisivo en la vida del protagonista, un año en el que se enamoró perdidamente de la persona equivocada. Ese es el eje argumental de la trama. Todo lo demás pasa a partir de ahí”.

El sacrificio es un relato narrado en primera persona como si el lector estuviera adentrándose, en calidad de voyeur, dentro de las confesiones íntimas de su protagonista. Sin embargo, ese dato no hace mella alguna en la capacidad del mismo para analizar objetivamente y desde la distancia intelectual los hechos que componen la realidad de esta historia tan marcada por el azar como cualquier partida de ajedrez. La primera persona, en ese sentido, ejerce como de tercera persona, como reza el aserto de Rimbaud: “Yo es otro”. Nuestro protagonista es, como dice el propio narrador, “un personaje de Dostoievski narrado por Henry James”; en otras palabras: un ser dual y contradictorio asaeteado entre la razón y la pasión, cuya psicología nos llega retratada en toda su profundidad. En el fondo se trata de un hombre perfectamente racional entregado a la vida espiritual de los libros y el saber al que la carne convertirá en siervo de un amor imposible.

Todos los personajes secundarios de la novela son especialmente fascinantes. Los amigos del protagonista, el padre distante, un tío enfermo y así hasta completar un elenco que permite poner sobre el tapete todos los temas fundamentales de la vida humana: el amor, la culpa, el dolor, las mujeres, la seducción, el rechazo, la redención, el engaño, la enfermedad, el trabajo, el destino, la muerte. El estilo del escritor es directo y pulido; ágil y preciso; lo que provoca que la novela se lea con el ritmo de la mejor obra de intriga policíaca de principio a fin. Cabe elogiar dichas cualidades en un autor que escribe por primera vez una novela pero que, por contra, pareciera llevar escritas decenas de ellas a sus espaldas dado el oficio que demuestra en las páginas de El sacrificio.

El sacrificio es una obra de gran calado por la fidelidad con la que retrata la condición humana atravesada, eso sí, en el trance amoroso, más allá de toda figuración distorsionadora derivada del pensamiento políticamente correcto. La reflexión filosófica en el libro viene a sumarse a la capacidad de penetración psicológica pero siempre subyugada a la propia implicación del narrador en la historia, lo que añade veracidad al libro: “Cuando se cerró la puerta del ascensor, me sentí como Orfeo al darse la vuelta y ser testigo de la desaparición de Eurídice. O como quien regresa de la magia del recuerdo a la desolación del día. Mirar atrás produce vértigo, y hay recuerdos que son simas donde uno cree que han caído las llaves de sus sueños”. Los espacios públicos (fiestas, bares, restaurantes) están tan bien delimitados y descritos como los privados (un dormitorio, el apartamento de Lucía, un rellano). El mayor mérito del novelista es, sin embargo, el de saber contar desde la distancia irónica que da el tiempo y con la maestría del narrador nato una historia que, en el fondo, mantiene los valores humanísticos de conocimiento transparente del mundo circundante y de uno mismo, como se puede comprobar a través de la epopeya íntima de un personaje tan real que parece ya un amigo hecho de carne, huesos y sangre.

El lector que se acerque a El sacrificio, novela publicada por la editorial Caligrama del prestigioso sello Penguin Random House, encontrará un oldie romántico con el mejor sonido de la voz de Billie Holliday; y también una novela sincera, de auténtica categoría, escrita sin concesiones desde la madurez intelectual de uno de los mejores pensadores españoles que ha dado lo que va de siglo XXI. Mientras paladeamos con gusto la literatura y la vida contenidas en las páginas de El sacrificio solo podemos desear que ojalá y vengan muchas más novelas de Javier García Gibert.