Wonder Woman
3 de diciembre de 2018Lecturas totales 1,162 , Lecturas hoy 1
El feminismo como superpoder
ELISA McCAUSLAND
Errata Naturae (Madrid, 2017)
LA FICCIÓN:
Guiar a la Humanidad en la práctica de la virtud, en la práctica de las costumbres de Gea. George Perez.
En diciembre de 2016 el mandato de Wonder Woman como embajadora honorífica de las Naciones Unidas expiró ante una “oleada” de protestas; no había durado tres meses. Postulada para combatir de manera simbólica la desigualdad de género desde su iconicidad destellante con 75 años de vicisitudes ficticias a sus espaldas, no convenció por lo que se ve a los poco visibles factótum que, desde la cada vez menos prestigiosa organización, intermedian una opinión pública que teóricamente abarca a casi ocho mil millones de siervos; quise decir “humanos”, procedentes de culturas muy distintas en muchas de las cuales una mujer blanca, ataviada con una escueta vestimenta, portadora de los colores de la bandera americana y pechos grandes, no tiene sin duda la capacidad de apelación magnética que seguramente si puede encontrar en Nueva York, Berlín o Aranjuez. Cierto que con una estrella roja en la frente y un logo en amarillo, como su mágico lazo, vinculado tradicionalmente con el negro a la Casa de Habsburgo (que fueron hasta 1918 representantes del Sacro Romano Imperio), la cosa parecía trabajada pero no hubo manera. Incluso se estrenó en Shangay ese mismo año en mayo una superproducción dirigida por Patty Jennings, protagonizada por la artista israelí Gal Gadot, sobre la heroína. Película que dado el estado del cine en general y el fantástico en particular, más aún en su versión comercial, tenía a mi modesto juicio un pase. Por la misma época Arabia Saudita, lugar que como todos sabemos tiene en alta consideración a las mujeres, otorgó la ciudadanía a un androide de apariencia femenina llamado Sofía. Vivimos sin duda en un mundo maravilloso, menos mal que ganó las elecciones Donald Trump; con Hilary Clinton como Presidente, y Madonna como Embajador Especial ante la ONU a cargo de Asuntos para la Mujer, todo habría sido demasiado bueno para el body. A veces los hechizos no salen bien, más cuando se hacen contra el Diablo.
Wonder Woman, Diana de Themyscira, es un personaje femenino de ficción, perteneciente al mundo de la historieta, nacido en diciembre de 1941 en los Estados Unidos de América durante la Edad Dorada de los Cómic (1938-1950). Dada la coyuntura histórica en breve sería utilizado como vector de propaganda bélica durante la Segunda Guerra Mundial. Su creador, Charles Moulton, en realidad se llamaba William Moulton Marston (1893-1947) y era un psicólogo formado en Harvard con una afinidad más que entusiasta por el bondage. Entre sus logros profesionales destacar que fue uno de los padres del polígrafo. Su esposa y su amante colaboraron activamente en la génesis y elaboración del personaje. WW fue hija pues en cierto modo de un triángulo. Os recuerdo que el primer hombre con dos esposas fue Lamech (“poderoso”), descendiente de Caín (Kane) casado con Ada (“ornamento”) y Zillah (“sombra”). De Zillah nació Tubalcaín con quien caminó el fuego y fuera Maestro de Herreros.
El lector de este libro exhaustivo y erudito, de lectura agradable y a la vez trepidante, encontrará en él no solo un ensayo sobre lo que para algunos no es otra cosa que un mero articulo de entretenimiento comercial masivo sino también, y sobre todo, una investigación rigurosa de un potente icono moderno enraizado en la tradición mitológica grecorromana; eso sí realizada desafortunadamente desde la perspectiva teórica de lo que se ha dado en llamar “estudios de género”. Para la autora constituye un mitema emancipador basado en los atributos guerreros y justicieros de las antiguas amazonas. Wonder Woman ha demostrado ser un mito convertible, capaz de adaptarse a las necesidades del mercado y, a su vez, experto en resurgir como feminista cada vez que se la necesita.
En 1972 la portada de Ms., publicación feminista muy influyente nacida un año antes, sacó en su portada a la heroína. Lo volvió a hacer varias veces para celebrar diversos aniversarios. Gloria Steinem, una de sus fundadoras, había sido reclutada por la CIA incluso antes de terminar sus estudios universitarios. Los totalitarismos, como las democracias durante la época de guerra, no han dudado en utilizar los vectores técnicos de la cultura de masas para proceder psicopolíticamente sobre las poblaciones y tratar de reeducar emocionalmente a las “buenas” o “malas” gentes, como cada cual quiera calificarlas. Cuando esto se va de las manos, falla o lo perpetra con éxito el adversario político se le denomina “contrarrevolución”, “populismo” o “rebelión” y cunde la ansiedad entre los programadores. La similitud con la propaganda, utilizando este término en su sentido originario vinculado al proselitismo de los monoteísmos, pertenece a este modo de hacer y no es accidental. El cómic, como la radio, la prensa, la literatura o el cine, es un medio expresivo con un alto potencial educativo. El creador mismo de Wonder Woman señaló que la Mujer Maravilla en cierto modo era propaganda psicológica para el nuevo tipo de mujer que debería, en mi opinión, dominar el mundo. Ahora que todo está dominado, o casi, por Mamá Automática, no se utiliza esta cruda jerga pero entonces todos decían querer imponer a los demás lo considerado justo sin dudar para ello en matar, reprimir o destrozar lo que encontraban a mano. El legado del Sermón de la Montaña, actualizado durante la revolución francesa y reformateado por la rusa, había llevado a una situación que hacia comprensibles y asumibles estas retóricas.
Está aún por ver que el cuestionamiento de lo que sea desde la ficción tenga el impacto a medio o largo plazo que suponen muchos de los que lo proponen o sus críticos. No nos engañemos pero el patíbulo y el potro, bien temperados, resultan mucho más eficaces y baratos… siempre que uno sepa contener sus ambiciones de dominación al reducto que le corresponde. Difícil con los mesiánicos epígonos de escatologías borrosas fascinados con la tele consola y el mando a distancia.
El libro relata meticulosamente la génesis del personaje y su devenir, a lo largo de más de siete décadas: como van cambiando sus estilemas, las sucesivas reformulaciones de la identidad del personaje central según mutan los guionistas y dibujantes, su sinergia con los dibujos animados, con la radio, los seriales cinematográficos y la televisión, etc Es en este medio donde se emitió una serie bastante divertida entre 1975 y 1979. También se nos habla de su influencia sobre otros personajes del mundo del cómic:
Sin Wonder Woman, sin su legado gracias a esa forma de folclore que es la cultura popular Promethea no habría tenido la oportunidad de ser pensada.
A partir de 1994 el mundo del cómic ha experimentado una grave crisis agravada por llegada de Internet y el 11S, contenida malamente por la apoteosis grotesca del merchandising.
En todo momento la evolución del arquetipo nos es ofrecida desde una perspectiva feminista, no en vano la historia de este movimiento en su vertiente norteamericana está contada en paralelo de manera sintética. Lo cual a mi juicio es el único defecto de un libro por lo demás inteligente, bien estructurado y documentado. Un enfoque psicoanalítico freudiano ortodoxo, incluso jungiano, habría sido a mi juicio vehículo más adecuado. Pero no se puede tener todo, son los signos de nuestro tiempo: No Future.
El mito como modelo de identificación y como configurador de lo real, no es la misma cosa y exige un tercer factor, vinculado a lo inescrutable, lo numinoso o lo espiritual, que cuando no está presente como no lo está con estas continuas modificaciones ideologizadas de los modelos básicos realizadas por comités, ministerios de propaganda o por empresas culturales, lo único que produce es devastación psicológica. Los efectos están cada vez a más a la vista. La propuesta de subvertir reescribiendo es puro ejercicio de voluntad, sin anclaje, en la linea del nazismo o el comunismo.
El prefiero ser un ciborg a una diosa de Donna Haraway sólo recoge alegóricamente la realidad de un capitalismo terminal dispuesto a imponer una distopía automatizada, imaginada hace décadas como negativa por numerosos escritores. No es una salida es un cerrojo más en una prisión. Detrás de Foucault (1926-1984) y el neo estructuralismo lo que hay es un totalitarismo emergente.
No eres una diosa, Donna, no eres mi hermana y como máquina sólo buscaré desconectarte y arrumbar tu carcasa al vertedero.
El libro contiene entre sus tesoros ocultos varias entrevistas a diversos personajes relacionados con Wonder Woman o el cómic femenino como puedan ser, entre otros: Trina Robbins, George Perez o Joanne Edgar.
Elisa McCausland es periodista, crítica e investigadora especializada en cultura popular y feminismo, así como en el arquetipo de la superheroína. Escribe de manera habitual sobre cómic, cine y literatura en el periódico Diagonal-El Salto y en los medios digitales Canino y Pikara Magazine.
LA REALIDAD:
Me siento muy honrada y orgullosa de esta distinción única. Esto es histórico, ser el primer robot en el mundo en ser reconocido con una ciudadanía.
Sofía: durante una conferencia dada a empresarios en Arabia Saudita.