Joe Abercrombie o la espada que nunca debió dejar de empuñar G.R.R. Martín.
29 de noviembre de 2013Lecturas totales 537 , Lecturas hoy 1
Enrique Freire
Fue hace ya un montón de años cuando me recomendaron leer Canción de Hielo y Fuego. Recuerdo que cuando le dije a Jesús Palacios -el crítico y especialista en cine- que estaba leyendo esos “tochos” me dijo “no tengo vida suficiente como para ponerme a ello”.
No sé si luego lo hizo pero efectivamente se necesitaba algo más que tiempo para encerrarse con esos miuras. Vaya grosor. Eso sí, si comenzabas no parabas. Al menos eso fue lo que me pasó a mi. Y a millones más.
El tema es que la magnificencia de los tres primeros libros de la saga, -los que le envían directamente al estrellato- sus personajes tan cuidados, el detalle de las estrategias, las batallas, el sexo, -rudo, lúbrico e incestuoso en ocasiones- y la emoción de vislumbrar la condición humana a través de la gloria y la miseria dieron paso a un fenómeno mediático más allá de lo escrito. Martin, como guionista y conocedor del medio televisivo, había desarrollado unos arquetipos tan fuertes y a la vez tan identificables que la gente se vinculaba a ellos como los hooligans con sus equipos de fútbol. “¿De que casa eres?” Se preguntaban los frikis entre ellos, mientras el resto del mundo permanecía ignorante. Pero llegaron las camisetas, los imanes para neveras, las tazas, la serie en dvd, miles de lectores más y los royalties para Martin. Y la cosa creció, todo se espesó, aparecieron dos libros más que no aportaban luz al túnel de la saga y el tono de la serie fue a… ¿peor?…No, quizás a distinto de lo que se esperaba.
En mitad de todo ese hueco emocional en nuestro mundo friki de espada y brujería realista que intentábamos llenar como fuera apareció Joe Abercrombie. Inglés, joven y con ganas, hubiera pasado desapercibido si el bueno de Martin no hubiera elogiado sus libros. Uno a uno. Es más, algunos empezaron a decir que si Martin (atención al dato) la diñaba Abercrombie podría acabar Canción de Hielo y Fuego dignamente. Si, queridos amigos, el mundo del frikismo es así de terrible y desalmado… ¿Pero es Abercrombie tan bueno? Pues si. Para qué andarme con rodeos. Este tipo es muy bueno. Y además tiene focalizado claramente lo que tiene que hacer, cómo y dónde. En primer lugar sus seis novelas transcurren en un mundo realista, con multitud de países y ciudades y matices en todos ellos. Ese mundo tiene magia, muy sutil, coherente con la obra en sí misma. Y los personajes que caminan por esas tierras tienen todo lo necesario para encandilar al lector. No, no llega al nivel arquetípico de Martin, pero esperen a que hagan una serie de televisión. O unas camisetas. Seguro que ayudará. Quizás hasta tenga ya una idea, porque también es editor cinematográfico. Que cosas, al final va a tener más en común con Martin de lo esperado… Decía que Abercrombie es muy bueno y es en los detalles dónde gana muchos puntos. Hay sangre. Mucha. Muchísima. La mayor parte de ella se derrama a borbotones en mitad de batallas y combates muy bien descritos en lo estratégico y minuciosamente narrados en lo atropellado de los mismos, en lo casual de la muerte y en el dudoso mérito del superviviente.
Hay sexo. Mucho. Voraz, rápido, sudoroso y sucio. Explícito. Hay política. Mucha, pero no se nota. Se cruza con la vida y siempre, siempre, Abercrombie se preocupa por hacer -muy sutilmente, eso si- una crítica mordaz contra el poder.
Y en todos sus libros hay una cosita más: cuando crees que se está acabando y piensas que todo va a ir de una determinada forma, Abercrombie saca un “conejo de su chistera” y sorprende al lector con un giro inesperado, una conversación increíble o un personaje insospechado que provoca grandes sonrisas en el lector y que hace que pienses “este tipo es muy bueno”.
Pero nada de eso es definitivo si lo estamos comparando con Martin y su novela río de Canción de Hielo y Fuego. Quizás si digo que Abercrombie es mucho más directo y compacto, la cosa cambie. Más aún si digo que dentro de su originalidad rebusca nuevas formas. Una de sus novelas, Los Héroes, resume una batalla, tres días de combate, desde el reclutamiento hasta el amargo sabor de la victoria y la suerte de seguir vivo. Su último trabajo, recientemente publicado en castellano, Tierras Rojas, es un western al más puro estilo de Sergio Leone, donde los colts ceden trono a las espadas y cuchillos, dónde se pueden ver trazas de películas míticas como Grupo Salvaje y trasfondos sociales como los del film La Misión.
En fin, un muy buen ejemplo, por no decir el mejor, de una nueva puesta a punto del género en mitad de un aluvión de títulos menores rápidamente olvidados, y que llega a colocar en aprietos el brillante trabajo de Martin, cuando no lo vence en asuntos como originalidad, concreción y algo muy importante: sabe a dónde va.
Y, como buen friki, y sin desearle nada malo al bueno de Martin, no puedo dejarme de preguntar si Abercrombie seria capaz de darle un buen final, el que esperamos y la serie necesita, a Canción de Hielo y Fuego.
Novelas publicadas en castellano:
Trilogía de La primera ley.
Una serie que va de menos a mucho más y explota en el tercer libro por todo lo alto. Estos tres libros marcarán el ritmo del resto del trabajo de Abercrombie. Algunos de sus personajes,
principales y secundarios, aparecerán en sus novelas posteriores. Y les aseguro que se disfruta
volver a encontrárselos.
- La voz de las espadas (The Blade Itself)3 (mayo 2006) – nominada al premio John W. Campbell 2008 al mejor escritor novel.
- Antes de que los cuelguen (Before They Are Hanged) (marzo 2007)
- El último argumento de los reyes (Last Argument of Kings) (marzo 2008)
Novelas independientes (comparten el mismo mundo que la trilogía)
- La mejor venganza (Best Served Cold) (junio 2009): muy posiblemente su mejor trabajo, culmina la concreción de ideas, personajes e imágenes que comenzó a pulir en el segundo y tercer librode su trilogía La Primera Ley.
- Los héroes (The Heroes) (enero 2011): Ésta es la más independiente de todas sus novelas. Fue mi primer contacto con Abercrombie. Suficiente para leerme todo lo demás. Intensa, breve, acción a raudales y una ferviente crítica a las castas sociales y a los estamentos militares.
- Tierras Rojas (Red Country) (octubre 2012): Algo más que el western del que rápidamente referencian los críticos. Mantiene la estructura de un western, así es, pero una vez más y esta vez más claramente, el tema de la crítica al poder subyace en todo el libro, así como el avance destructor del ser humano “occidental” como sociedad.